jueves, 1 de marzo de 2012

¡Blasfemia! Me encanta.

En adición a la pregunta del medio millón, del millón y del gordo de navidad, tenemos pilas y pilas de otras pequeñas preguntas que parecen materializarse donde sea que reposemos la vista. Basta con tener un segundo libre durante el agitado día para que la nostalgia nos invada y nos ataque con su enorme garrote de recuerdos; y en vez de estrellas, nuestra cabeza escupe preguntas.

¿Dónde quedaron esos momentos? ¿Por qué tantas promesas? ¿Ese momento fue genuinamente sentido? ¿Fui realmente felíz? ¿Si Dios existe, de dónde viene el barro con que hace a los pelotudos?
Esa es una favorita. Echarle la culpa a una deidad, o a todas. ¿Por qué Dios, Allah, Buddah, Zeus, Ganesh y el Superagente 86 complotan contra mi felicidad? ¿Qué le hice a Dios para que me haga esto? Creo que ahí está la razón de por qué Dios decidió dar de baja su línea telefónica: de repente todos los habitantes de su granja de hormigas le echan la culpa de todo lo que les pasa.
Hay tornados que destrozan ciudades, tsunamis que destrozan países, "vedettes" que destrozan la imagen del género femenino, pero eso no importa por que Dios se levantó ese día con ganas de arruinarte la vida por que te pusiste una media distinta en cada pie. Si, hiciste enojar a Dios con eso, ahora hacete cargo.
Pero nos amigamos con ese señor cuando se apiada de nosotros y nos patea un nuevo victimario (o víctima, usted sabrá, claramente no estamos hablando de un par) y decimos "¡Gracias Dios!¡Gracias por enviarme este regalo del cielo!".
Creo que es buen momento para refutar la frase "a caballo regalado no se le miran los dientes". Mírele los dientes, la naríz, el pelo, la cola, los cascos, mírele todo, por que a veces uno recibe un caballo de carrusel en vez de uno de verdad, y esos solo dan vueltas eternamente hasta que la música para, y ninguna canción es eterna.
Y recuerde no apostar todo su capital a un caballo que no conoce, fíjese las estadísticas si quiere, pero asegúrese de que tenga los cascos bien puestos.






Tengo mucha plastilina acumulada, quizás me alcance para hacerme un pelotudo. Se reciben historias, como siempre.



4 comentarios:

  1. Princess Consuela Bananahammock1 de marzo de 2012, 10:27 p.m.

    Quiero mandarle un saludito a Matthew Broderick.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. JAJAJAJAJA.
      Yo quiero mandarle un montón de arcilla. O una muñeca inflable. Con forma de mujer.

      Borrar
  2. Muyyy bueno tu blog... en un par de horas lo lei todo!! escribis muy bien!! un beso!!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. ¡Gracias! Seguí leyendo y comentando, todo lo que tengas para decir es importante :)

      Borrar