jueves, 22 de marzo de 2012

De monos y aviones.

El que no haya pasado un momento de negación absoluta, que tire la primera piedra (apunten a otro lado, no al monitor, no crecen en los árboles). 
A veces el dolor no encuentra el canal más sano para salir, y se oculta atrás de una pantalla de humo negro que nos hace llorar los ojos y nos nubla el cerebro (por eso no nos preguntamos por qué estamos lagrimeando). Un día nos levantamos de la cama y somos los tres monos sabios, todo en uno.

Nos tapamos la boca para no dejar salir el grito de ayuda de la razón, que está amordazada en algún rincón de nuestro interior, a punta de pistola. Nos tapamos los oídos para no dejar entrar la verdad, eso que no queremos escuchar, por que pensamos que nos va a destruir. Y nos tapamos los ojos para no ver si el perpetrador de nuestro sufrimiento sigue caminando por las calles sin un solo grano de remordimiento, y/o ya está empujando la lengua por la garganta de otro inmundo ser (por que siempre es inmundo, horrible, viejo y patético).
Para este punto se puede ver que la comparación con los tres monos sabios es simplemente estética, por que de sabios no tenemos nada cuando hacemos esto. Es más fácil, lo tengo que admitir, ya lo probé, pero solo sirve por un tiempo, y cuando ese tiempo se acaba todo el peso de la verdad cae en forma de yunque sobre nuestras cabezas.
Todas estas cosas van a pasar de todas formas tarde o temprano. Puede parecernos que la más mínima de las cosas nos va a abrir con un cuchillo de carnicero y sacarnos las tripas para hacerse un collar con ellas. Por más ridículo que suene, el efecto es todo lo contrario: alivio. "¿Por qué alivio?" me dirán. "¿Por qué decís esas pelotudeces, ignorante, insensible de mierda? Claro, vos te recuperás rápido y hacés escalas internacionales con tu avión todos los fines de semana", también me dirán, y les tengo que dar la razón salvo por lo de insensible.
Es un alivio por que ya no habría nada peor. Si ya no hay nada peor que esperar, entonces no hay más miedo en nuestro camino. ¡Somos libres! Podemos hacer lo que queramos, podemos disfrutar de todo como antes, como siempre. Ahora el que tiene el cuchillo de carnicero en la mano es uno, y al rededor de nuestro cuello, un collar de rubíes hecho con las tripas del miedo. ¡Perdiste, miedo! ¡Nunca nos vas a ganar!






Como de costumbre, deje su mensaje, siempre es bien recibido. Si sigue habiendo problemas para firmar, se reciben mails. Todos podemos tener un avión, solo tienen que aprender a manejarlo (y hagan de este comentario lo que les sirva).



2 comentarios:

  1. muy buena nota! recomende tu blog en mi facebook,espero no te moleste, esta muy bueno! :)

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    1. Todo lo contrario, me encanta que me hagan publicidad, a alguien le va a servir ¡Muchas gracias por contribuir y por comentar! :)

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