martes, 13 de marzo de 2012

Definiciones y botas de guerra.

Durante toda nuestra vida somos bombardeados con todo tipo de información acerca de lo que es estar enamorado, que consumimos en mayor o menor medida. Las novelas nos dicen que está bien que nuestra pareja sea maleable ("Si, Juan Antonio Manuel De La Vega Del Campo Nieves Da Silva, estoy embarazada aunque no me hayas tocado un pelo ni de casualidad en tu vida"); las películas dicen que está bien aguantar cualquier tipo de basureo si nos quieren ("Tuve sexo desenfrenado con Alicia hasta que se me prendió fuego la entrepierna, pero te amo ¿me aceptás de nuevo?"); y la música ¡La música! Unos acordes bien elegidos nos embelesan mientras un tipo dice que se va a volver loco sin esa mujer, que la perdona, que la va a esperar o se va a morir sin ella a merced de un taladro contra la sien.
Un mensaje ejemplar para todos los corazones rotos del mundo ¡Benditos sean los sordos!
Cada uno tiene su propia definición de amor en el bolsillo, propia o prestada. Hay quienes lo descartan como un hábito obsoleto en estos tiempos modernos y se dejan llevar por novelas de señoras grandes portadoras de gonorrea y zapatos caros. Hay quienes ponen una barricada para que el gigante rosa no los encuentre y aplaste: sabios para algunos, cobardes para otros. Hay quienes nos paramos una y otra vez al lado de la cueva del lobo vestidas de novia y lo acariciamos como el perrito lindo que pensamos que es, o tenemos a Frankenstein al lado pero a nuestros ojos tenemos a Thor en sunga con dos pasajes a la luna en la mano.
Una infinidad de maneras de verlo, y sin excepción pasamos por todas esas en diferentes momentos de nuestras vidas, no dejamos una sola afuera por que alguna tiene que ser la correcta, ¿no?
¿Cuál es la correcta? No sé, yo soy la del vestido de novias y botas de guerra, por que me encanta ese romanticismo que necesita ser pisado cuando se muestra inconsistente. De algo sí estoy segura: no se puede pedir indicaciones. Nadie las va a dar, por que nadie las tiene, e imitar las acciones de otros tampoco sirve. Lo que tenga que venir va a venir y mejor recibirlo de la manera más natural que nos salga. Y si tienen borcegos a mano, mejor.






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