domingo, 4 de marzo de 2012

Justicia, se llama.

"Qué sé yo, por momentos me pregunto qué le vi... y digo ¡Qué boluda!¿Cómo pude estar con el?"
Sabias palabras de La Chica de las Estrellas, como me gusta decirle. Palabras que gracias a Dios todas decimos en algún momento, cuando nos damos cuenta de que esquivamos una bala.
La Chica de las Estrellas tiene una vida muy ocupada, llena de luz, de gente que comparte su buena energía, nunca se queda quieta; sin duda su futuro brillará como su sonrisa.

Me cuenta algo muy interesante que seguro mucha gente tiene que atravesar: la presencia de un ex en distintos ambientes de la vida de una persona después del rompimiento.
Si uno sigue enganchado emocionalmente con esa persona, es un infierno. Tener que verle la cara al desgraciado todos los días debe ser el equivalente a las gotas de veneno que le caían a Loki en su prisión, causando terremotos, y nosotros tratando de que no se note que la tierra se mueve bajo nuestros pies, agotando toda nuestra energía. ¡Ni siquiera puedo hacer el luto en paz!
Si uno llegó al estado mental de La Chica de las Estrellas, estamos deseando que el terremoto haga que se le caiga una estantería en la cabeza, solo para que deje de hablar idioteces.
Es increíble la facilidad con que la gente cambia sus discursos, y sumamente irritante cuando uno escucha de la misma boca del perpetrador de nuestro sufrimiento los mismos argumentos que salieron de nuestros corazones ante la inminente partida. ¿En serio hay gente así? Si, en serio. ¿Y cómo se le ocurre regurgitar esos argumentos tan sentidos que en su momento se los pasó monumentalmente por la axila, justo en nuestras caras? ¿Cómo le da la cara? Hay varias teorías:
A) El desgraciado ve cómo una está fantástica, con su vida en orden, todo sobre ruedas y algodón de azúcar y no puede creer que el no sea parte de eso (envidia, se llama).
B) Intenta desesperadamente quedar como la víctima en el asunto, ya que ve que nadie le cree una palabra y se siente un idiota al que nadie quiere escuchar (desesperación y soledad, se llama).
C) Se da cuenta de que teníamos razón, que se equivocó y quiere volver (conchudez, se llama).
No es necesariamente una pregunta con una sola respuesta, pueden ser todas juntas, puede haber más opciones (y más complicadas, estas serían las tres más comunes y fáciles de explicar), ¿y saben cómo se llama eso?
Justicia, se llama.
Y yo le contesto: todo vuelve. Cuando uno hace las cosas bien, vienen cosas buenas. Cuando uno hace las cosas mal, no duden que esas malas acciones van a volver y nos van a dejar los dientes marcados en las nalgas. Y las nalgas de La Chica de las Estrellas y las mías están intactas, divinas y se ven geniales con cualquier tipo de indumentaria.






Gracias a esta chica tan especial por compartir; el que quiera animarse a contar su historia, deje su comentario o mande un mail (la dirección está en el perfil). Y recuerden mantener sus nalgas con buenas acciones.



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