domingo, 3 de junio de 2012

La historia de mi vida en la soga para colgar la ropa.



Hay semanas en que una persona se encuentra más propensa a envolverse en cuestionamientos que no llevan a nada. Durante la semana que acaba de terminar, dediqué incontables momentos preguntándome por qué siempre acepto al idiota de turno aún cuando tengo plena conciencia de que no es el indicado; una de esas preguntas doradas que dejan el pozo vacante.
Entonces, colgando la ropa, me di cuenta de algo: mis medias nunca tienen su par indicado. Por alguna razón (llámese duendes, ángeles, sofisticado ladrón de medias, etc.), cuando meto la mano en la bola de ropa mojada que cumple su turno en el mágico mundo del lavarropas, saco dos medias distintas.
Pero solo me doy cuenta de eso una vez que llegaron a la soga y están unidas por la fuerza de un gancho que sólo va a liberarlas una vez secas. Claro, dirá usted, si se mete la mano al azar y se agarra sin mirar lo primero que se siente como se debe sentir una media, lo más probable es terminar emparejando dos medias que no se corresponden.
Ahí está perfectamente representada la historia de mi vida amorosa, en la soga para colgar la ropa. Hablo de la mía, pero seguramente también es la historia de muchos otros seres humanos, emparejados con la indumentaria equivocada, hasta que se secó el enamoramiento y se dan cuenta de que no comparten color, estilo ni largo. De repente sale el sol y la delicada media de nylon negra se ve enganchada con una media rayada descolorida de algodón, par que evidentemente no vino en el mismo paquete.
Y no solo confundo las medias. A veces, cuando no me quedan ganchos o espacio, termino emparejando una media con un calzoncillo, o un repasador. A veces son un par de medias con una bombacha en el medio. ¿Qué me estaré queriendo decir? Una vez que termino de colgar todo, miro la sucesión de sogas repletas de ropa y parece una escena sacada de una película pornográfica de orgías: todos con todos, remeras con trapos de piso, pantalones con sábanas, sweaters con shorts de pijama. ¿Cómo llegué a todo esto? ¿Qué estuve haciendo mal? Me doy vuelta para volver al lavadero y ahí lo veo, riéndose de mi, el condenado canasto de la ropa sucia donde se mezcla todo, se pierde todo y se confunden los colores y las telas.
La vida es así, es un canasto de ropa sucia. No sabemos con qué tipo de indumentaria vamos a terminar compartiendo el lavado. Lo que podemos hacer es seleccionar la ropa antes de lavarla y colgarla, pero algunos dicen (incluida la mujer en el teclado, que le gusta meter toda la ropa junta sin pensar qué puede desteñir) que eso le quita un poco de gracia al asunto. Sin embargo, sabemos que siempre vamos a encontrar el par indicado, antes o después del lavado. ¿Cómo sabemos eso? Miren sus pies. Tienen dos medias iguales, ¿no?




Sea bienvenida su ropa sucia en forma de mail o comentario, como siempre. Una vez más, emprendo mi camino al lavadero, donde comienza otra lucha de clases.



11 comentarios:

  1. che yo nunca me pongo el mismo par de medias en los pies!!! tengo que preocuparme ???? jajaja

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    1. Depende, si son medias interesantes que te alegran el día, está perfecto. Si te empiezan a picar, sacatelas.

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  2. Changos! Yo a veces tampoco me pongo las dos medias del mismo par! Y Einstein tampoco!!! Pero al menos él era superdotado y yo no jaja

    Ahora entiendo todo. Yo creía que se trataba de otro problema!
    http://mindthefuckinggap.blogspot.com.ar/2012/05/mas-o-menos-despues-de-los-40-todos.html

    PD: los disfraces de banana tienen toda la onda

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    1. Y, siempre no se puede encontrar el par, yo perdí una media naranja (en serio), eran las más calentitas que tenía. Ahora tengo que usar la que me quedó con cualquier otra o hacerme un títere.
      Al lado de Einstein quedamos todos mal. Traté de lograr su peinado pero quedo como Robert Smith. Genial tu blog, ya te lo estoy siguiendo.

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  3. Princess Consuela Bananahammock4 de junio de 2012, 1:17 a.m.

    Querida Novia Patológica:
    Tengo una obsesión al lavar la ropa, debe ser toda del mismo color, y al tender las medias: revuelvo hasta que encuentro el mismo par, y van colgadas una al lado de la otra.
    Lamento tirar todo esto abajo, pero no por tender bien las medias mi vida chonguistica/sentimental es maravillosa, y eso usted lo sabe.
    DEVOLVEME EL DINERO

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    1. Sos una mujer muy organizada que sabe lo que quiere, y por ahora todo lo que el mercado ofrece es bazofia. Vamos al barrio chino a comer cosas en palo y comprar medias con deditos, ese plan no puede fallar.
      ¿Te lo puedo devolver lavándote la ropa?

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  4. Princess Consuela Bananahammock4 de junio de 2012, 1:20 a.m.

    Que felicidad que tu blog vuelva a quererme y me deje comentar.
    JHA, NO TE DISTE CUENTA Y ME DESBLOQUEASTE, GUACHA.

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  5. Me quedé pensando... y si todas mis medias están agujereadas? Muy pocos pares sanos tengo. Como que me da pena tirarlas... igual que a las relaciones que no funcionan! ¿?¿!!?¿?

    Genial, sos mi primera seguidora post renacimiento de mi blog! Después a lo mejor te pregunto cómo es eso de seguir un blog, porque me quedé en la usanza más primitiva de blogspot y ahora hay un montón de herramientas nuevas que no sé usar y me estuve negando a intentarlo. Soy una conservadora del blog, como una vieja que jamás va a aprender a usar un celular o una computadora.

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    1. Quién no tenga un par de agujeros en las medias, que tire la primera piedra. O en unos cuantos pares. No se vive sin agujeros. No se vive de ensalada.
      Yo soy de las viejas que intentan pero que se desesperan cuando no les sale algo. Hace mucho estoy tratando de poner el condenado cuadradito que muestra los likes de facebook, o incluso la página, solo pude poner el link.

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  6. Jajajaja me supera todo lo que estás diciendo. No sabía que se podía hacer eso! Ya lo voy a intentar...
    Ah, y quiero que sepas que después de leer tu comentario tuve el impulso de ponerle "me gusta" jaja. José Blogspot, poneme ese botón, gato. Me hice adicta.

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