lunes, 23 de julio de 2012

De humanidades y cartón.


Hemos hablado mucho sobre los efectos (primarios, secundarios y gastrointestinales) residuales que quedan flotando en forma de nube gris sobre nuestras cabezas a raíz de una ruptura, pero poco hemos dicho de la situación misma que nos causa esta constipación emocional. Prosigo entonces a enumerar tres maneras de terminar una relación, de menor a mayor en cuanto a su grado de dolor infligido y/o estupidez humana.
Algunos seres humanos, sin hacer distinción por género, tienen la madurez suficiente como para plantear cara a cara la situación, el valor de ir de frente con la verdad y el honor de soportar las consecuencias de tales acciones, sean lágrimas u objetos voladores identificados como proyección física del malestar interior.
Se toman el tiempo de dar un corte respetuoso y limpio, que si bien puede dejar la herida abierta al menos no da lugar a infecciones posteriores causadas por chismes recibidos de la boca de terceros (al mejor estilo "ay ¿Cómo que no sabías que mientras estaban juntos se metió en la cama con dos de sus ex, un camionero y una cabra?"). No hay mejor cauterizador que la verdad sin vueltas.
Otros seres humanos recurren al cliché como pantalla de protección, supuestamente para el bienestar del otro en un acto final de nobleza, pero realmente para escudarse ellos mismos de dichas consecuencias anteriormente mencionadas. Entonces, el orador empieza a tener una diarrea verbal en la que se pueden tamizar frases como "no sos vos, soy yo" o "no es nuestro momento"; también pueden recurrir a la tradicional adulación como medio de distracción, diciendo cosas como "sos hermoso/a, inteligente, divertido/a, lo mejor que me pasó en la vida, no puedo creer que me hayas dado una oportunidad", con la esperanza de que al escuchar dichas alabanzas vacías la sentencia pase desapercibida y no nos demos cuenta cuando el hacha pasa de un lado al otro de nuestro cuello. Ese momento es de enorme peligro para una novia patológica, puesto que nuestra naturaleza quiere abrazar las palabras como una promesa de reconciliación. En ese caso hay que tener en cuenta y repetir las siguientes palabras, para uno mismo y/o para el otro si quiere pedir envido: "Claro que soy todo eso, pero no por que lo digas vos. Ya lo sabía, llevo toda una vida conmigo mismo/a y pienso renovar los votos cada año por que me sigo maravillando".
Otros seres, pobremente definidos como humanos, no encuentran un gramo de testosterona en sus cuerpos y se despiden con una nota, un mensaje de texto o algún otro medio de incomunicación que no permita el más mínimo toque personal que pueda revelar, en algún espacio temporal, la existencia de dicha relación entre ambas partes, dejando al damnificado preguntándose si entabló un compromiso con una persona o un pedazo de cartón corrugado. Pero no podría ser un pedazo de cartón corrugado, puesto que este objeto tiene función, tiene uso, tiene un fin, y esta pobre excusa de humanidad no sirve ni para armar una caja donde poner todas sus pertenencias antes de que sufran una ignición accidental. ¿Entonces con qué lo comparo? ¿Qué puede ser comparado con tanta irrelevancia, cobardía y desperdicio de oxígeno? Luego de un extenso estudio de campo, se llegó a la conclusión de que nada puede llegar a ser tan insignificante como dicha clase de ser. La única palabra que existe para definirlos es "ex-marido".



Se reciben historias, comentarios y lo que quieran compartir. Recuerde que el ex de uno es el del otro, nadie está solo en las experiencias.



4 comentarios:

  1. Princess Consuela Bananahammock23 de julio de 2012, 9:53 p.m.

    "Ya lo sabía, llevo toda una vida conmigo mismo/a"
    Y además mi mama me dijo que soy linda, inteligente y re divertida... no es que quiera presumir...

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    1. Mi mamá también dice eso. De vos. A mi no me registra jaja.

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  2. A mi el señor me dejó por mensaje de whatsapp, ni siquiera gastó crédito en un sms, nada, quería compartirlo (?) jajaj

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    1. Era tan pero tan pobre que ni siquiera tenía $0,68 de carga en el celular. Qué desgraciado.
      A mi me dejaron por chat. "Los adolescentes son así, no saben manejarse" dirán algunos. Este infelíz tenía 27 años. Pero la próxima nos buscamos uno con plata, para que AL MENOS se gaste en una llamada. CA-GO-NES.

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