lunes, 6 de agosto de 2012

Parecía tan normal.

Hay un momento en la vida de cada pareja en que una de las partes, la otra o las dos dicen "estoy saliendo con un anormal". A veces esta espabilación puede llevar tanto a la ruptura sana y cada roto con su descocido, o a la aceptación en nombre del amor.
Los cínicos dicen que el amor no existe; los positivos dicen que no hay que rendirse por que tarde o temprano va a llegar; las novias patológicas lo vemos en cada esquina, como un aviso esperando que alguien arranque el número de teléfono y llame pidiendo información. La ciencia dice que el enamoramiento es un estado biológico impulsado por ciertos químicos con fecha de vencimiento, que puede durar tanto meses como años, lo cual nos da tiempo suficiente para encontrar el hilo suelto que va a deshacer todo el sweater del amor.
Al principio todo es magia, como deber ser. Nos sentimos entre las nubes, caminando por un arcoiris, llenando la olla de oro con relucientes monedas por cada cualidad admirable que el otro nos demuestra, tales como "le gusta pasar tiempo con su mamá", "mirá todos los amigos que tiene, es re sociable", "qué responsable que es con su trabajo y carrera", "me compró ropa, un cepillo de dientes y una afeitadora rosa para que tenga en su casa ¡Piensa a futuro conmigo!".
Mas luego, a medida que pasa el tiempo, las monedas van perdiendo su brillo, como es el orden natural de las cosas cuando se manosean en demasía. Pasan las semanas (con buena o mala suerte, los meses) y el oro se vuelve plata, la plata se vuelve cobre, el cobre se vuelve chapa, y la chapa se oxida y te da tétanos. Esas cualidades divinas se transforman en la misma causa del quiebre: "Pasa demasiado tiempo con su mamá ¿Qué están haciendo? Le está llenando la cabeza en contra mía ¿No?", "si no está con la bruja esa de su mamá, está con todos esos vagos que llama amigos ¿Y quién es esa amiguita nueva que hizo que lo llama todo el tiempo?", "eso más que trabajo es un pasatiempos ¿Quién vive de mago callejero? ¿Esa es la carrera en la que gasta nuestros ahorros?", "dijo que me compró ropa pero yo soy cuatro talles menos, y la afeitadora está gastada aunque nunca la usé ¿Y esa peluca que tiene escondida en el placard?".
Por eso las promesas de amor eterno mejor guardarlas para cuando el sweater de dudas esté completamente deshilachado. Si lo que hay abajo todavía nos hace girar el mundo (con todos sus males y sus bienes), se arma nuevamente la madeja y se puede empezar a tejer un nuevo abrigo para usar de a dos. Sino, siempre se puede cambiar la lana por el polar, se evitan el trabajo de tejer y destejer cual Penélope moderna.


Si, salí con un aspirante a mago. Parecía tan normal. Siga compartiendo sus anormalidad, son siempre bien recibidas.

4 comentarios:

  1. Princess Consuela Bananahammock6 de agosto de 2012, 10:21 p.m.

    Mientras intento recuperar la respiración luego del ataque de risa que me dio el temita del aspirante a mago te digo que: si ves a alguien levantando números de telefono en carteles de la calle está buscando putas, no amor ni novia, solo putas.

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    1. Quizás ama a las putas. No menosprecies el amor de los demás por que no es como el tuyo. Por cierto, ejem ejem, vos debés tener algún maguito en el placard también, ninguna guacha está exenta.

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    2. Princess Consuela Bananahammock6 de agosto de 2012, 11:11 p.m.

      Pero no me reía de vos, ni de que hayas salido con él. Solo me reía de él. Vamos, estoy muy cerca de ir a tocarle timbre, hacerle jhaaaaa jhaaaa a lo Nelson y salir corriendo

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    3. Pero yo si me reía de mi jaja. Es mejor antes que llorar por haber salido con tan enorme gil, pelado antes de los 25 años.

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