Se escucha
por todos lados decir que el amor nos lleva a hacer cosas que nunca imaginamos
que podíamos hacer, que en el amor y en la guerra todo se vale, que no hay que
usar blanco después del día del trabajador. Hoy estoy acá para desmentir todas
esas patrañas.
Tenemos tan
grabados, tatuados, en la mente
esos dichos que ya damos por sentado que son verdades universales, cuando en
realidad, en vez de estar razonando los motivos por los cuales actuamos como
actuamos, le echamos la culpa de todo a ese sentimiento tan calentito que nos
genera una cara linda, un gesto amable, o hasta el desinterés de otro ser
humano (que suele ser tanto motivo de profundo dolor, como un potente
afrodisíaco). Firmamos todo lo que hacemos con el nombre de “El Amor”, pero ni
siquiera leemos el contrato. Y después, vienen los problemas.
Recuerdo
historias de mujeres que acusaban embarazos, historias de hombres que apelaban
a las inseguridades de su pareja, y todo tipo de tramoyas (amenazas,
insistencias, gualichos); historias tan pero tan disparatadas que se
inmortalizaron a través de miles de novelas latinoamericanas por años
inestimables. Hoy por hoy, no estamos curados de esos engaños; peor aún: las
farsas están evolucionando cual Pokémon, haciéndose cada día más fuertes y
difícil de escaparles.
Hace unos soporíferos
días (estoy con pocas horas de ocio, y el sueño se volvió una actividad de
ocio), me llega en un mensaje un link junto con la declaración “mirá, alguien
te está ganando en psicópata”. Claramente tenía que largar todo lo que estaba
haciendo como si quemara y leer dicha noticia (ustedes ya la deben conocer):
una señorita joven invita a su novio a un casamiento de un familiar; el joven
se presenta al evento y se encuentra con su pareja. Vestida de novia. En el
altar. Esperándolo. El muchacho fue invitado a su propia ceremonia. El muchacho
se terminó casando.
Varias cosas
cruzaron por mi mente:
1 - ¿Cómo no
se me ocurrió?
2 – Ah,
cierto, la conciencia.
3 – ¿Qué
habrá servido de plato principal?
4 - ¿Por qué
ese muchacho no salió corriendo? ¡¿POR QUÉ SE QUEDÓ A CASARSE?!
Esto fue el
equivalente a la trampa de las hojas que tapan el agujero. Una vez puesto el
pie en esa superficie, caíste. No sé ustedes, pero la cara de ese chico en las fotos
no parece una expresión de júbilo y éxtasis, parece la cara de alguien que se
acaba de dar cuenta de que ese ibuprofeno que se tomó en realidad era un
laxante y tendría que poner velocidad máxima en sus piernas antes de sufrir un
accidente en el smoking alquilado. O, para ser más acertados: ME ACABAN DE
OBLIGAR A CASARME Y NO SÉ CÓMO CARAJO SALIR DE ÉSTA SIN QUE ME LINCHE TODA SU
FAMILIA, QUE ME ESTÁ RODEANDO.
Lo que
quiero decir es que no, lo que hizo esta chica no es amor. No podemos echarle
la culpa al amor de todas las hazañas y atrocidades que cometemos. El humano es
capaz de una infinidad de cosas, la mayoría de las cuales ve su oportunidad en
momentos de desesperación, cual madre que ve a su niño en peligro y es capaz de
levantar un auto con las manos. El combustible de esas epopeyas es la angustia,
la desesperación, la impaciencia. No creo en el convencionalismo de que solo un
miembro de la pareja tiene el poder, más bien la obligación, de pedirle
casamiento al otro, pero tampoco vamos a embaucar al ser querido para que haga
lo que uno quiere. No vale todo, ni en el amor ni en la guerra; uno tiene que
cumplir con sus principios, ser decente, hacer el bien sin mirar a quién (cómo
nos olvidamos de eso), no hacerle al otro lo que no queremos que nos hagan. Así
como esta chica lo sorprendió al novio con una boda, el novio la puede
sorprender con una audiencia de divorcio. Créanme, es más fácil moverse por la
vida haciendo las cosas bien que tener que ir tapando trampas, porque
eventualmente uno va a terminar pisando su propio cepo y ahí ya no hay
escapatoria.
Por último,
yo uso blanco cuando quiero, excepto cuando invito a alguien a salir, así
apenas me ve no piensa que se va a terminar casando.
Gracias por
leer este nuevo post, después extensos meses de silencio. Es bueno
volver y ver que la comunidad Patológica sigue ahí. ¡Salud!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario