viernes, 14 de junio de 2013

Fantasía patológica



La fantasía es una parte importante en el proceso de ruptura. "¿Cómo es esto, señorita sabelotodo?" me dirán. Paso a desarrollar: Hemos hablado de las distintas etapas de la ruptura. Negación, enojo, dolor, negación, bebida, negación, comida, más negación y en algún punto se nos acaban todas las energías para pelear lo impeleable y nos rendimos ante la aceptación. Pero como ya vimos, la negación parece ser eterna. Y en algún punto de esa espiral de oposición a la realidad, nos volcamos en la interesante y extrañamente satisfactoria acción de fantasear. No digo que sea el camino a tomar, pero es uno en el que todos nos desviamos en algún momento (y unos cuantos volvimos con souvenires, como la enfermedad mental o un blog).

Por ejemplo, ¿Quién no fantaseó alguna vez con ver al ex volver de rodillas, llorando e implorando que lo aceptemos nuevamente? Quizás ni si siquiera lo queremos de nuevo, pero verlo doblado de dolor y arrepentimiento nos devolvería un poco del orgullo que se nos fue en las últimas cuarenta cajas de pañuelos de papel. O, si efectivamente estamos esperando que vuelva, fantaseamos con correr hacia dicho ser humano y llenarlo de amor, con todo el perdón de nuestros corazones, haciendo un paneo general de un futuro juntos con matrimonio, hijos y asados con los vecinos los fines de semana. Pero en algún punto tenemos que volver a la realidad y aceptar que es solo una fantasía momentánea, si no es por que sabemos que no va (y quizás no deba) volver el ex, es por que la carne está muy cara como para asados todos los fines de semana, y nunca nos cayeron bien los vecinos.
Están también las fantasías del que se aleja y quiere volver. Esperamos que el abandonado se haya quedado esperando en el mismo lugar, con los brazos abiertos y ni una cucharadita de resentimiento ni sus propias fantasías de esperar a que uno se duerma para llenarle el pubis de hormigas carnívoras.
Pasamos horas, días, meses embelesados por estas vidas internas que de a poco nos van consumiendo y extrayendo de la realidad, impidiendo que continuemos adelante, aferrándonos a lo que ya no está.
Sinceramente, las fantasías que encontré más placenteras fueron las de venganza. Mi abuela no me deja de recordar que "la venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena", lo cual es cierto, por lo que jamás llevé a cabo una ni apoyo ese tipo de represalia; pero en mis ratos libres, abajo del escritorio de la oficina cuando se me terminó la ración diaria de lágrimas, encontré un poco de consuelo en pensar las maneras en que el universo le puede devolver a ese ser el daño infligido en mi persona, desde cosas como "ojalá que se tropiece" a "se despertó y estaba pelado e impotente por el resto de su vida" y cosas extremas como "iba por la calle, se agachó para recoger un billete de 100 pesos y fue re-cogido por un burro con sobredosis de viagra". Pero la matriarca de mi familia tenía razón y al tiempo ese tipo de pensamientos perdieron su atracción.
Las fantasías son esas cosas que hay que tener, para luego madurar, crecer de ellas y pasar a las cosas buenas, a lo bueno que la realidad tiene para ofrecernos. ¿Qué son esas cosas buenas? Todo. Todo lo que hay en la realidad es una oportunidad para crecer y ser felices. Que el ex se quede en su casa haciendo maldades con otra gente o con un burro, o lo que sea que haga, eso ya no importa, tenemos una vida propia de la cual encargarnos, para vivir, para ser felices, para encontrar lo que nos llena el alma de cosas fantásticas, cosas reales, cosas que nos provocan amor y no veneno. Toda esa mierda que nos fue depositada gratuitamente en el pasado es abono para cosas geniales en el futuro, de todo lo malo podemos hacer algo bueno mientras tengamos buenas intenciones y buena energía.

Dejemos el trabajo sucio para el karma e invirtamos nuestro tiempo en algo constructivo como leer, escribir blogs y mirar películas de señores que no tienen miedo a llorar. Se agradece la visita y la cooperación.

2 comentarios:

  1. Jajjajajajj "iba por la calle, se agachó para recoger un billete de 100 pesos y fue re-cogido por un burro con sobredosis de viagra" epico

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    1. A veces me veo poseída por el alma de algún poeta contemporáneo como Jacobo Winograd y digo cosas como esa. Me sentí inspirada.

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