lunes, 5 de noviembre de 2012

Errar es humano, recordar es patológico.

Cuando uno es chico y comete un error, los progenitores ponen el grito en el cielo y nos mandan al rincón en penitencia; media hora después, estamos correteando por el patio, jugando con nuestros juguetes, error cometido ya formando parte del pasado.
Cuando uno es grande, un error cometido es un arma que dispara culpa y vergüenza, con años de municiones, en manos de todo aquel que haya presenciado el hecho y/o escuchado el rumor.
Uno puede estar caminando tranquilo por la calle, pensando en lo cara que está la carne y la inminente necesidad de abastecerse de tampones, o estar en una fiesta, cordialmente presentando sus papilas gustativas con las de otro ser humano igual de educado cuando de repente siente el disparo salido de vaya a saber dónde:
"¡Vos sos el que vomitó en la pileta de Clarita!", "¡Vos te tranzaste al primo de Esteban!", "¿Eras vos el que se fue de la mano con Marilyn Monroe en la fiesta de disfraces de Pili? ¿Cómo no le viste la nuez?".
Años de escaparle a la propia memoria, haciendo de cuenta que nunca sucedió para poder mirarse al espejo sin hacerse el desconocido, un esfuerzo descomunal arrojado a la basura por completo en el momento en que  un testigo reconoce la cara del culpable atrás del vidrio, y la persecución comienza nuevamente ¿Se acordarán todos? ¿A cuántos más le habrá llegado el chisme? ¿Sabrá la kiosquera? ME TENGO QUE MUDAR ¿Por qué me mira el sujeto de la parada de colectivo? EL LO SABE. El perro del vecino me mira fijo. EL PERRO LO SABE TAMBIÉN.
¿Acaso no se puede cometer un error? Si me voy al rincón un rato ¿Pasará todo y quedará en el olvido? Un par de días de correr en círculos el propio rabo y todo parece volver a la normalidad. Esto es, hasta el próximo encuentro inesperado con esa gente vil con el mal hábito de recordar ¿No pueden reemplazarlo con algo menos nocivo como morderse las uñas, fumar o insultar boxeadores sin ningún tipo de resguardo físico?
¿Qué se puede hacer ante lo inevitable? Un acercamiento completamente diferente al olvido: la aceptación. En sabias palabras de George R.R. Martin, úsenlo como armadura, de esa manera nadie va a poder lastimarlos con eso. SI, vomité en la pileta de Clarita, pero al menos no salió por el otro lado. SI, me trancé al primo de Esteban que no se bañaba hacía más de un año, pero a la sombra era bastante lindo. SI, sabía que era un hombre ¿Y QUÉ? No sabés lo bien que maquilla, me enseñó y todo. Después de todo, errar es humano, todos lo hicimos. ¿Pero recordar? Recordar es de mala gente.


Sean bienvenidos a compartir sus recuerdos y/o sus olvidos, nada de lo que se diga será usado en su contra (gracias a Dios existe el usuario anónimo) ¡Salud!


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