Se escucha
por todos lados decir que el amor nos lleva a hacer cosas que nunca imaginamos
que podíamos hacer, que en el amor y en la guerra todo se vale, que no hay que
usar blanco después del día del trabajador. Hoy estoy acá para desmentir todas
esas patrañas.
Tenemos tan
grabados, tatuados, en la mente
esos dichos que ya damos por sentado que son verdades universales, cuando en
realidad, en vez de estar razonando los motivos por los cuales actuamos como
actuamos, le echamos la culpa de todo a ese sentimiento tan calentito que nos
genera una cara linda, un gesto amable, o hasta el desinterés de otro ser
humano (que suele ser tanto motivo de profundo dolor, como un potente
afrodisíaco). Firmamos todo lo que hacemos con el nombre de “El Amor”, pero ni
siquiera leemos el contrato. Y después, vienen los problemas.